con la cabeza apoyada en tu hombro.
Y que me arrulle el sonar acomapsado de tu corazón.
Que el lento vaivén de tu pecho al respirar
acompañe mi sueño
mientras se nos seca en la piel el sudor.
Y que guarde vívido cada instante de este día
y esta hora en la que dejamos que el deseo se consumara
y se consumiera
y nos consumiera
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